Se alinearon los planetas.
En esta temporada con tintes de absurdo, los Vaqueros tienen la oportunidad de poder desbancar a sus rivales divisionales. La verdad es que de no poder aprovechar esta oportunidad, pues caray, mejor a tirarse a la hamaca.
Para empezar, llegarán al juego del martes ante un equipo de las Urracas que dista de estar en las mejores condiciones. No solo sigue en duda que reaparezca Lamar Jackson, pero Robert Griffin III no anda del todo bien y la falta de continuidad que acecha a las Urracas es algo verdaderamente inverosímil.
Agreguémosle el hecho que los Gigantes van al Seattle de Russell Wilson, las Águilas van al Green Bay de Aaron Rogers y los Capitalinos van a visitar al invicto Pittsburgh de Ben Rothlisberger, la verdad es que la mesa esta más que servida.
Es claro para Mike McCarthy que lejos de poder controlar su propio destino, ahora es el momento de demostrar que de perdido pueden aprovechar esta oportunidad tan extraordinaria en este 2020 que dista de ser ordinaria en todos los sentidos.
Para este poco usual juego de martes en la noche, les tengo estas cinco claves del juego.
Clave 1 - Caaaaaalma. Esta temporada ha tenido un poco de todo, y no en el buen sentido de la palabra. Luego de escuchar a McCarthy defender aquella decisión de jugársela en formación de patada de despeje en su propio territorio, pues la mera verdad ya no hay para donde moverse. Pero a estas alturas es necesario poner todo eso en el pasado y enfocarse en el hecho que su equipo enfrenta a un diezmado rival, sin continuidad, y que el resto de la división enfrenta simple y sencillamente a lo mejor de la liga. Y para el propio Ripley, van a poder estar en sus propios sofas viendo cada uno de estos tres juegos para luego saltar a la grama del M&T Bank Stadium de Baltimore sabiendo que un victoria los pone al filo del cañon. Esta oportunidad la tienen que aprovechar con un juego basado en la coherencia y no la desesperación.
Clave 2 - Pónganle un espía.Sigue la duda que reaparezca Lamar Jackson luego de entrar al protocolo del Covid-19, pero viendo la situación tan precaria de John Harbaugh en aquella división Norte de la AFC, van a hacer lo imposible para que juegue. Sea quien sea el mariscal de campo de los pajarracos, y viendo los números poco imponentes de su juego terrestre, va a ser vital que pongan un polizonte sobre Jackson en cada uno de sus movimientos. El juego terrestre de Baltimore no es lo ideal, viendo que el mismo Jackson es el líder en yardas por acarreo del club, pero para poder neutralizar a esta ofensiva el atender el hecho de ponerle alguien que lo siga en cada una de las jugadas es parte de la fórmula para el éxito en una aduana donde han perdido las tres ocasiones que han estado en son de forasteros.
Clave 3 - Una línea para el olvido. No fue hace mucho que la línea ofensiva azul-plata era la envidia de la liga. Travis Frederick, Tyron Smith, La'el Collins ahora han sido reemplazados por Looney, Knight y Steele. Esa realidad no va a cambiar y para ello la cúpula vaquera tiene que hacer ajustes al momento de establecer su juego ofensivo. Andy Dalton es un pasador de bolsa de protección, a diferencia de su posible rival Lamar Jackson cuyas piernas son parte importante del arsenal personal. Aun cuando el tremendo cerillo se ha volcado en momentos de manera vertical para lograr las yardas necesarias, hay que entender que su brazo y no sus piernas son el pase a una victoria. Con estos cinco guardaespaldas la visible solución es sacar el pase rápido, en trayectorias hacia el centro del campo en busca de crear una protección donde Dalton no espera tener la oportunidad de ver su primera, segunda y hasta tercera opción al momento de lanzar. Aquí es, dámela y ahí te va. Punto.
Clave 4 - La realidad es cruda. Luego del quinto balón perdido del hijo pródigo Zeke Elliott, uno pensaría que se vieron sus últimas luces. Pues no, según el mismo mandamás vaquero Jerry Jones el "extraterrestre" sigue siendo la piedra angular de la ofensiva de su equipo. Lo invertido en este producto de la Estatal de Ohio no se va a desvanecer en el ocaso de un atardecer, eso es obvio, pero lejos de mandarlo a la banca como un engrane deschavetado, es tiempo de seguir dándole el balón y aprovechar sus bloqueos al momento de proteger a su mariscal de campo. Pero, es necesario regresar a aquella noción de juego compartido que se vivió en aquella victoria en Minnesota — el gran misterio es donde se quedó esa estrategia de aprovechar a Tony Pollard. Eso tiene que volver a ser el plan.
Clave 5 - Dentro de la agresividad, la coherencia. Volvemos a aquella jugada en equipos especiales. Risible para algunos, canas verdes para otros, una bota vaquera en la televisión para aquellos que sangran azul y plata. Ante los capitalinos se la jugaron en cuatro ocasiones en cuarta oportunidad, convirtiendo solamente una. No es un buen porcentaje, eso esta claro, pero tampoco hay que de pronto hacer a un lado esta agresividad. Como dijo Jim Fassell, esta jugada hubiera funcionado si la hubiéramos sacado mas temprano en el juego; o sea, si hay tela de donde cortar, según el gurú de los equipos especiales. Pues póngale coco a eso de sacar jugadas sorpresa que puedan resultar positivas. Lejos de desechar la noción de sacar jugadas de la chistera, porque a estas alturas, y con los planetas alineados de tal forma, hay que seguir una línea poco ortodoxa de seguir en la lucha, pero háganlo basado en la coherencia y no completamente de una manera visiblemente descontrolada.