Con diciembre llegan los juegos de vital importancia.
Los pupilos de Mike McCarthy llegan luego de desmantelar a las Águilas ante su propio público, mientras que los Bills de Sean McDermott sacaron su propia victoria en Kansas City de una manera simplemente indescriptible.
Lo cierto es que los dos están obligados a seguir ganando, de la manera que sea, y para los Cowboys (10-3) el pisar la grama en Orchard Park para enfrentar a un inspirado Bills (7-6) es tener que lidiar con un respetable que sabe como ser parte de la ecuación.
Simplemente pregúntele a aquellos desaparecidos Petroleros de Houston de Warren Moon aquel 3 de enero del '93.
Estos Bills tiene la cuesta hacia arriba comenzando con esta visita de un embalado Cowboys para luego visitar a unos perdidos Cargadores (5-9), recibir a Nueva Inglaterra (3-10) y terminar en Miami (9-4) para lo que pudiera ser un juego por todas las canicas. Claro, esto si se alinean los planetas y los Delfines cooperan con su propio carnet de recibir a los Jets (5-8) y los Cowboys, ir ante las Urracas (10-3) y ese juego divisional en casa ante estos mismos Bills de Buffalo para cerrar la temporada regular.
Para los Cowboys es seguir ganando, pero sin pensar en mañana. El carnet ante los Bills refleja once encuentros de temporada regular aparte de los dos Súper Tazones en los '90s en una era donde el equipo de la estrella solitaria ganaba tres de cuatro títulos bajo la tutela de Jimmy Johnson y Barry Switzer. La última visita de temporada regular en el este del país fue una victoria 16-6 de los Bills donde los visitantes tenían a Kellen Moore en los controles, Darren McFadden en los acarreos y Brice Butler el líder receptor.
Una visita a Buffalo en diciembre normalmente significa empacar ropa de invierno pero en esta ocasión tal parece que la Madre Naturaleza planea una tarde con un clima benévolo con la posibilidad de algunas lluvias aisladas hacia el final del juego. Bala esquivada porque si vemos los resultados recientes de los Cowboys bajo un frio invernal, los colores azul-plata se han perdido en el frio imperante.
Los Cowboys llegan como la ofensiva cuatro en general, once en el acarreo y dos con el pase. La defensiva azul-plata es la número tres de la liga, trece ante el acarreo y cinco ante el pase. Por su lado los hijos de la "mafia" llegan con la ofensiva número cinco total, diez con el acarreo y cinco al elevar el pase. Son la defensiva número catorce de la liga, 19 ante el acarreo y la 11 ante el pase.
Con los momios favoreciendo a los de casa por 2.0, vamos a las cinco claves del juego de esta confrontación número 14 total entre Cowboys-Bills.
Clave 1. El centro del universo. La lesión de Johnathan Hankins deja un verdadera boquete en el centro de la línea defensiva tomando en cuenta que el tener que marginar a semejante roperón y el dominio que venía ejerciendo en una labor del hombre invisible será factor. La posición de guardia nariz es una un tanto anónima, pero la ausencia de Hankins es verdadero factor al momento de buscar neutralizar el acarreo contrario como ese tapón inamovible. Los Bills cuentan con un respetable dúo de corredores en James Cook y Latavius Murray que se combinan para 1,078 yardas en 236 acarreos con cuatro anotaciones, pero agréguele las 374 yardas en 72 acarreos con diez anotaciones de Josh Allen y de pronto estamos hablando de un monstruo de tres cabezas. El que pasará a la báscula será el novato Mazi Smith, que luego de llegar con bombo y platillo de las filas colegiales ha sido catalogado tanto por McCarthy como Dan Quinn como un jugador en desarrollo, positivo pero no completo. Se espera el debut de Carl Davis de la escuadra de práctica, jugador veterano que llegara en el 2015 de la Universidad de Iowa a las Urracas como una selección de tercera ronda jugado esporádicamente y de pronto paso por otros cinco equipos sin ton ni son para luego llegar con los Cowboys.
Clave 2. Lidiar con el respetable. El Highmark Stadium, originalmente conocido como el Rich Stadium, es la casa de horrores del grupo conocido como el "Bills Mafia", lease los locales locuaces. Con capacidad de 71,870 loquitos, ha sido el recinto de los Bills desde su apertura en 1973, y aun cuando ha tenido algunas mejoras a través de los años, sigue siendo el clásico estadio abierto de pasto artificial que en el caso de los anfitriones Bills, ejemplifica claramente lo que significa ser aficionado del rudo deporte de las tackleadas, particularmente en diciembre. No hay duda que para el domingo será un lleno completo donde el azul-plata entre los presentes serán algunos valientes que no le temen a los tanteos de unos de los públicos más enrarecidos de la liga. Para los Cowboys este es un factor que no se puede ignorar, y el hecho de entrar a territorio ajeno será el subirle al volumen a tales decibles que ya dentro de la zona roja el escuchar a Dak Prescott con su ahora clásico "here we goooo" pudiera ser problemático. Donde si se verá el real cobre será cuando Brandon Aubrey se alinee para un intento de gol de campo a sabiendas de que su presente marca de 30 consecutivos esta de por medio y si es que es una patada que decida el encuentro a su favor, pues caray, alto las prensas.
Clave 3. Armas secretas. Las ofensivas tanto de Josh Allen como de Dak Prescott dependen mucho es sus alas cerradas, siendo el caso Dalton Kincaid y Jake Ferguson respectivamente. El local llega con 61 recepciones para 495 yardas y dos anotaciones, mientras que el huésped tiene 51 recepciones para 570 yardas y cinco visitas a las diagonales. Aparte de la producción de CeeDee Lamb, Brandin Books y Michael Gallup, Ferguson se ha destacado con su enjundia y pasión por recibir el balón y lograr esas difíciles yardas luego de la recepción, conocidas como YAC (yardas after catch) en inglés, acumulando 305 yardas adicionales al momento de conectar con Prescott. Por su lado, Kincaid es parte del elenco con Stefon Diggs, Gabe Davis y Khalil Shakir, pero también es partícipe de la estrategia aérea donde ha acumulado sus propias 244 YAC luego de conectar con Allen. Por su lado, aparte de las dolencias a estas alturas de una temporada en este violento deporte, Ferguson llega en plenitud de facultades, mientras que Kincaid estuvo limitado en las prácticas de la semana con dolencias en el hombro y el dedo pulgar. Sus participaciones serán un buen barómetro de la eficacia de los planes ofensivos al momento de comenzar el último cuarto del juego y mucho dependerá de la defensiva del perímetro donde gente como Markquese Bell estará bajo la lupa.
Clave 4. Mariscales en su mole. Parte del atractivo de este juego es ver la confrontación de dos mariscales de campo que son los líderes indiscutibles de su respectivas escuadras. Haciendo a un lado los números, que en realidad son bastante similares, el estilo de juego son marcadamente diferentes en cuanto al momento de salir por piernas, siendo Allen la amenaza con sus 72 acarreos para 374 yardas con 10 anotaciones a diferencia de los 44 acarreos para 185 yardas con dos visitas a las diagonales por parte de su homónimo de posición. Por su lado Prescott corre por necesidad, no necesariamente por diseño, mientras que Allen se ha convertido en una bola de boliche al momento de salir de la bolsa guardando el balón en busca de golpear y ser golpeado. El estilo de juego es ciertamente diferente. De un lado esta el control y la noción de no cometer errores por parte de Mike McCarthy como sistema, mientras que McDermott tal parece que es más espectador que estratega al momento de ver que es lo que acaba de hacer su propio mariscal de campo en el terreno de juego. La ventaja la tiene Allen, por estar de casa y los 2.0 que los momios dictan a su favor son prueba de ello, mientras que para Prescott el némesis en un mundo de control y eficiencia serán de nuevo los castigos.
Clave 5. Defensivas al abordaje. Bajo un clima predicho como benévolo con la posibilidad de lluvias hacia el final del juego, las defensivas estarán al orden el día en lo que pudiera ser un toma y daca que se decida con un puntapié de Aubrey o del pateador Tyler Bass. Ambos equipos tienen con quien presionar, con los Cowboys acumulando 39 capturas con 64 tackleos para perdida, mientras que las huestes de Leslie Frazier tienen sus propias 42 capturas con 65 tackleos detrás de la línea de golpeo. En el mundo de los intercambios de posesión los Cowboys tienen un +8, factor en la victoria ante las Águilas donde la secundaria fue artífice de varias entregas con un frenético golpeo sin cuartel, mientras que los Bills no cantan tan mal las de Vicente Fernandez con su propio +2 en esta tan importante estadística. Los Bills han forzado 14 balones sueltos con once recuperados, mientras que los Cowboys han forzado 12 recuperando ocho, y ante un público enrarecido y expectante de que estos gladiadores se den hasta con la cubeta, el momento de perfilarse con el contacto con tanto corredores como receptores incluirá el buscar poner el balón sobre el terreno de juego.