Se reanuda la Copa del Gobernador del Estado de Texas.
Para algunos la pregunta sería donde en realidad quedó el trofeo al ganador de los juegos entre los desaparecidos Petroleros de Houston y los Vaqueros de Dallas luego del primero celebrado en el Rice Stadium aquel 3 de septiembre de 1967.
Para 1996 Bud Adams se cansó de exigirle al ayuntamiento un mejor recinto que el vetusto Astrodome y se llevó su franquicia a Nashville donde eventualmente se bautizaron los ahora Titanes de Tennessee. Poco duró Houston sin franquicia ante la insistencia de Bob McNair y de pronto se inauguraba en el ahora NRG Stadium, justo a un costado del que fuera en su momento la octava maravilla del mundo, la nueva rivalidad de la carretera inter-estatal 45 que conecta las dos ciudades.
Fue aquel 8 de septiembre del 2002 cuando los ahora Texans de Houston recibían a los favoritos norteños estatales para reanudar dicha rivalidad, y para sorpresa de propios y extraños fue el novato David Carr que comandara una inesperada victoria sobre el equipo de Jerry Jones al son de 19-10 para abrir aquella temporada regular.
Las cosas no mejoraron ni para uno ni para el otro terminando el equipo de Dom Capers con marca de 4-12 mientras que los Cowboys con Quincy Carter, Emmitt Smith, Joey Galloway, La Roi Glover y el entrenador en jefe Dave Campo tocaron fondo con marca de 5-11 por tercera temporada consecutiva.
Fueron momentos oscuros, y de pronto se aparecía Bill Parcells en escena para salvar lo que en su momento era la necesidad de la relevancia con un nuevo estadio en Arlington en el balance.
Qué tiempos aquellos.
Ya en el presente los ahora Texans andan por la calle de la amargura mientras que los Cowboys parecen estar en posición de volver por segunda temporada consecutiva a una postemporada si es que evitan algún desaguisado en sus últimos cinco encuentros, siendo los otros en Jacksonville, en casa recibiendo a las Águilas en juego de sábado en la noche y giras ante los Titanes y los Comandantes en la sombra del capitolio norteamericano.
Las huestes de Lovie Smith llegan como la ofensiva total número 32 de la liga, 29 corriendo el balón y 27 al buscar el pase. A la defensiva son la 28 total, 32 ante el acarreo y trece defendiendo el pase. Los Cowboys son la ofensiva total número 11 de la liga, siete con la combinación Elliott/Pollard y 22 con el brazo de Dak Prescott. Micah Parsons comanda la quinta mejor defensiva total, 24 ante el acarreo y la segunda mejor ante el pase.
No hay duda que los momios no mienten al ver los 17.5 puntos que tienen por favoritos a los anfitriones, y si los Vikingos y los Potros sufrieron ante el juego complementario azul-plata, poca esperanza le quedaría a los Tejanos de abollar en lo más mínimo la Copa del Gobernador a disputarse al mediodía en el AT&T Stadium de la Ciudad de Arlington.
Pero como dicen … entre el dicho y el hecho … pues hay que ganar.
Con la esperanza que los Gigantes hagan la chica en los pantanos de East Rutherford, New Jersey ante las Águilas, les paso mis cinco claves del juego en esta décimo cuarta jornada.
Clave 1. Sin distracciones. Tal parece que el espectro de OBJ se ha desvanecido por lo pronto del radar vaquero, y justo a tiempo, considerando que lo menos que quiere Mike McCarthy en este momento es algo que se traduzca a cualquier parpadeo por mínimo que sea. En rueda de prensa el timonel fue claro en la insistencia entre sus pupilos de no permitirse ningún respiro de duda al momento de tomar la cancha el domingo al mediodía, sea quién sea el rival, que en este caso es un verdadero equipo de segunda división. Castigos, errores mentales y falta de concentración son el enemigo a vencer, considerando que los Texans no tienen de momento ni los jugadores ni la mística para entorpecer lo que debería ser una sonada victoria para los Cowboys y si los Gigantes o los Osos en la décimo quinta jornada pueden dar el campanazo ante las Águilas, la décimo sexta jornada pudiera convertirse en algo netamente mágico. Pero primero lo primero …. ni el eventual juego en Jacksonville debe entrarles a la mente.
Clave 2. Juego convencional. Ante los Potros de nuevo fue un comienzo tibio por parte de la ofensiva con un tres y fuera para abrir boca seguido de una primera mitad donde se fueron al descanso arriba 21-13 con Indianapolis recibiendo el balón para abrir la segunda mitad. Tal parece que estos comienzos son producto de cierta actitud conservadora a la ofensiva, buscando lo mas básico del rudo deporte de las tackleadas que es correr el balón, mover las cadenas y que el tiempo de posesión favorezca a una descansada y agresiva defensiva de Dan Quinn. El perímetro de los visitantes es la peor ante el juego terrestre, y esto se debe explotar al máximo para primero dominar en el juego de posesión para luego esperar que la defensiva sofoque cualquier intento de Davis Mills que reaparece luego de ser sentado en Miami y en casa ante Cleveland donde el mariscal de campo fue el veterano Kyle Allen, otro de esos nómadas de la NFL. Vaya desesperación.
Clave 3. No perder la rabia. Los 33 puntos en el último cuarto la semana pasada en su avasalladora victoria 57-19 fue un verdadero festival defensivo que así como las siete ofensivas consecutivas con puntos en Minnesota representa una anomalía con pocas posibilidades de repetirse. Lo que tiene que repetirse es contar con una defensiva que ataque como si el marcador perpetuo es de cero a cero con la intención de irrumpir en cada jugada. El arma que representa el corredor novato Dameon Pierce es reto para un perímetro vaquero que con el regreso de Anthony Barr pudo contener a Jonathan Taylor, pero ante una línea ofensiva tejana que ha permitido 28 capturas a Mills y otras cinco a Allen, los jacales defensivos tienen la oportunidad de hasta pensar en una blanqueada, algo poco común en la NFL pero tan celebrado como un juego sin "hit-ni-carrera" en el argot del beisbol de las grandes ligas. Para este juego esta latente la oportunidad de sentir la verdadera confianza de ganar tres al hilo con marcadores holgados que les serviría justo a tiempo como aliciente para continuar en el mes de diciembre.
Clave 4. Oportunidad de estirar el campo. De pronto CeeDee Lamb ha despertado con juegos representativos de lo que es ser no solo el receptor abierto número uno del juego aéreo pero el portador de legendario número 88 bajo el casco con la estrella solitaria. El comienzo controlado y por definición conservador y lento es producto de usar su duo de corredores con la idea de abrir los aires cuando llegue el momento propicio. Parte de esta ecuación es también el uso de las alas cerradas, que ya desde hace varias semanas han coqueteado con de pronto explotar en escena, particularmente un Peyton Hendershot cuyo "close-up" se ha predicho desde sus destellos en la pretemporada. Tomando en cuenta que los Texans no deben representar mucha amenaza, es tiempo de estirar los músculos aéreos donde Michael Gallup, Noah Brown y hasta el posible debut de James Washington valga como un fogueo hacia la recta final de la temporada regular.
Clave 5. Lesiones con costo. La secundaria vaquera sufrió otra baja sensible con la lesión del esquinero Anthony Brown que junto con la también congelada de Jourdan Lewis pone en acción a gente como Kelvin Joseph, DaRon Bland y hasta el pluri-funcional Nashon Wright, que pasará a las asignaciones de equipos especiales luego de ser desactivado en varios juegos. La verdad es que esta versión de los Texans dista de tener colmillos que presumir con su mejor receptor el veterano y bastante viajado Brandin Cooks catalogado como cuestionable luego de no ser activado la semana pasada ante Cleveland. Los números de Cooks, el segundón aéreo Nico Collins y el ala cerrada O.J. Howard no son ninguna carta a Santa Claus, aparte que los tres aparecieron en la lista de lesionados como cuestionables habiendo practicado de manera limitada esta semana. Esto representa, en el papel, una buena oportunidad para que estos cambios resulten en una continuidad apoyados de los profundos caza cabezas Jayron Kearse, Donovan Wilson y Malik Hooker que junto con el también esquinero Trevon Diggs deben estar en control de bajada y sin los pies en los pedales del triciclo en el último cuarto.