ARLINGTON, Texas – Los Cowboys se disculparon del partido que ofrecieron la semana anterior en la derrota frente a los Broncos y aseguraron que saldrían mejor preparados para jugar este domingo para demostrar que había sido un accidente.
Así hicieron, de manera contundente, desde el principio hasta que decidieron bajar el acelerador, sacar titulares, en la paliza que propinaron 43-3 a los Atlanta Falcons en su AT&T Stadium.
Los Cowboys fueron un equipo diferente por completo, que ganó las tres áreas del juego -ofensiva, defensiva y equipos especiales, de manera física y en intensidad en todos aspectos, incluida la tribuna.
Esta vez, los aficionados de los visitantes fueron casi imperceptibles entre las 93,436 personas que pagaron boleto; la ofensiva comenzó a generar puntos desde la primera serie del partido, ya que hasta el volado inaugural del juego ganaron y prefirieron recibir la patada.
La defensa permitió 58 yardas en la primera serie ofensiva de Atlanta, que culminó con gol de campo, y partir de entonces fue capaz de ir ajustando hasta que en la segunda mitad ya era un dominio absoluto.
Mayor mérito de esa defensa, si se considera que el miércoles perdieron por lesión a su mejor ala defensiva, Randy Gregory.
Y los equipos especiales bloquearon una patada de despeje, por segunda semana consecutiva, pero en vez de terminar con un primer y 10 del oponente a través de un castigo "raro" de apreciación, resultó en touchdown.
"Nuestros jugadores sabían que hoy tenían que traer el martillo y así hicieron", dijo el entrenador Mike McCarthy. "Se prepararon toda la semana y trabajaron para un partido completo como el que hoy dieron".
"Claramente, era la respuesta que buscábamos. Creo que desde el lunes los jugadores se hicieron responsables y trajeron la producción que esperábamos de ellos. Todos contribuyeron hoy".
Los Cowboys lucieron como el equipo contundente a la ofensiva que comenzó a ganar mayor respeto esta campaña en la NFL, conforme fueron sumando seis triunfos consecutivos hasta que los Broncos sorprendieron.
Dak Prescott comenzó en sus primeros envíos titubeante, pero entró en ritmo y parecía imparable. Cuando fue reemplazado por Cooper Rush en el último cuarto, cuando la paliza ya estaba consumada, había completado 24 de 31 pases con dos touchdowns y otro corriendo, para un índice de efectividad de 127.9 puntos.
Pasó a 10 jugadores diferentes, incluidos Cee Dee Lamb, quien recibió los dos pases de touchdown, y Michael Gallup, que por fin salió de la lesión que sufrió en el primer juego y de inmediato hizo lo de siempre, las recepciones difíciles que ayudan en oportunidades trascendentes.
"Somos un equipo que no se rinde", dijo Prescott. "Somos un equipo en el que estamos conscientes de lo que somos capaces de hacer. Aún hay cosas por limpiar, pero volvimos a jugar en la ofensiva como equipo".
Los Cowboys generaron 114 yardas por carrera, seis primeros y 10 en 14 ocasiones en tercer down y convirtieron tres veces en cuarta oportunidad. Anotaron 29 de sus puntos en el segundo cuarto, la mayor cantidad de su historia en un periodo como ese.
"Tenemos grandes jugadores en cada posición", dijo Gallup, quien tuvo tres recepcions, dos para primero y 10, y 42 yardas. "Lo sé mejor que nunca viendo los partidos sentado desde afuera. Sólo quería regresar y ser una pequeña parte, tener un poco de acción. Para mi, venir y mostrar que aún puedo correr con los mejores, después de la lesión, era todo lo que pedía".
Los Cowboys generaron casi 400 de sus 431 yardas totales en los primeros tres cuartos y frenaron en 214 a los Falcons, que también sacaron a su quarterback titular Matt Ryan en el último periodo, con sólo 117 yardas de nueve pases completos en 21 intentos; la menor cantidad de yardas que lanza en su ilustre carrera cuando ha intentado al menos 10 pases. Sufrió dos de las tres intercepciones de los tres principales esquineros de los Cowboys: Anthony Brown, Jourdan Lewis y Trevon Diggs, quien ya tiene ocho en nueve partidos de temporada.
"Fue un trabajo en equipo porque pudimos meter presión y los muchachos que jugaron en toda la defensa mostraron que tenemos buena profundiad y que pueden jugar", dijo el coordinador defensivo de los Cowboys, Dan Quinn.
Quinn, quien recibió el balón del partido, después de una semana de ajustes para su defensa, derrotó a los Falcons, el equipo al que dirigió seis temporadas, con el que llegó al Super Bowl en la temporada 2016 y del que fue despedido hace 13 meses.
"Creo que muchas personas pensaron que me importaba mucho de manera personal", dijo Quinn. "Pero más que nada, me importaba ajustar nuestro juego y nuestros problemas. Tengo muchos amigos allá, jugadores y entrenadores. Ahora soy parte de los Dallas Cowboys".